Es muy probable que la gran mayoría de usuarios piense que, aunque tenga el último (y hasta el mejor) smartphone del mercado, la batería sigue siendo su talón de Aquiles: tarde o temprano les costará llegar al final del día con algo de carga para seguir funcionando. ¿Es que este componente no mejora cuando todos los demás sí lo han hecho? No es del todo cierto. El uso de procesadores con buena eficiencia energética, la presencia de software enfocado a reducir el consumo y baterías más eficientes sí han conseguido alargar la autonomía. Pero, normalmente, se nota poco. Y es que, a pesar de estas mejoras técnicas, la presencia de pantallas más grandes, con mayor resolución o mejores tasas de refresco, entre otras características, también repercuten en un mayor consumo.
A la espera de que lleguen grandes y esperados avances en este campo (por ejemplo, las baterías de grafeno de las que se lleva hablando años, o las de aluminio), es posible tomar algunas medidas para no quedarse sin carga en el momento más inoportuno. Y los principales fabricantes ofrecen algunas recomendaciones que pueden ayudar —y que son extrapolables en muchos casos también a smartwatches, ordenadores portátiles y otros dispositivos—.
Ten siempre el software actualizado
Tanto Android como iOS incluyen herramientas para ahorrar energía en sus dispositivos que, además, suelen llegar en forma de actualizaciones de software cuando se detecta algún problema. De ahí la importancia de activar las actualizaciones automáticas y revisar que siempre se tiene instalada la última versión de los sistemas operativos.
Revisa el consumo
En el apartado de ajustes de la batería es posible consultar el tiempo efectivo que ha estado la pantalla encendida o qué aplicaciones han consumido más mientras se utilizaban o cuando se ejecutaban en segundo plano. Esta información ayuda a conocer si alguna app en concreto tiene un funcionamiento anormal o a tomar medidas con las que consuman más cuando no se están usando: cerrarlas, desactivar la actualización cuando se esté usando otra app, desactivar la localización…
Optimiza los ajustes
Muchas de las características de los smartphones son personalizables y es posible elegir una configuración que penalice menos a la autonomía:
- Si el teléfono cuenta con función de pantalla siempre encendida —es bastante habitual, Android lo permite desde hace años, y Apple lo ha incorporado en su iPhone 14—, se puede desactivar.
- Como complemento a lo anterior, también es posible regular el tiempo que permanece la pantalla encendida antes de que se apague automáticamente. Una configuración de pocos segundos ayuda a aumentar la duración de la batería.
- Dos ajustes más en la pantalla: regular el brillo (lo mejor es activar el automático) y modificar la frecuencia de refresco de la pantalla ya que, cuanto más alta, más consume.
- Si vas a conectarte a una red Wi-Fi o la hay disponible, es preferible a acceder a Internet a través de los datos móviles, ya que consumen más. En caso de que los dispositivos sean 5G, también se puede desactivar y optar por conexión 4G.
- Otras medidas interesantes podrían ser desactivar la vibración o el sonido del teclado o activar el tema oscuro.
Elige el modo de bajo consumo
Todos los móviles tienen un modo de bajo consumo del que solo solemos ser conscientes cuando la batería baja del 20%: en ese momento, recibimos una notificación que nos pregunta si deseamos activarlo. Si no se puede cargar pronto, lo mejor es aceptar. Lo que hace este modo es reducir el brillo de la pantalla, minimizar las animaciones, la descarga de contenidos en segundo plano… para que el gasto de batería se reduzca al máximo. Seguiremos recibiendo llamadas y mensajes con total normalidad, pero para que se actualice el correo tendremos que entrar en la app específica, y lo mismo con WhatsApp y otras aplicaciones de terceros.
Evita las temperaturas extremas
Si hace mucho frío o mucho calor, los dispositivos electrónicos tienden a dar errores. En el caso de la batería, el frío podría hacer que se descargue antes, pero volvería a su estado normal una vez recuperada la temperatura. Lo que tiene más riesgos es el calor: el litio con el que están fabricadas se hincha a partir de los 50 grados. Y, sin llegar a eso, desde alrededor de 35 grados ya puede provocar que se reduzca su vida útil y también su rendimiento. Todos los dispositivos tienen en su hoja de especificaciones la temperatura ideal de funcionamiento y en todos los casos se ofrecen recomendaciones como utilizar preferiblemente cargadores y componentes originales, no dejar los dispositivos enchufados a la corriente más de lo necesario y no usarlos durante los periodos de carga.
Vía El País